La psicología, el nivel de análisis psicológico, tiene como cuestión de ésta la conducta, y entender esta cuestión es lo que nos distancia de aprender al respecto.
La formación del alumnado en psicología, a día de hoy en España, depende de una suerte en forma de profesorado para recibir o no la información suficiente para plantear respuestas a preguntas básicas para toda disciplina científica, como son en nuestro caso: ¿Cuál es el objeto de estudio de la psicología?, ¿qué es psicología y qué no? Este vacío resulta incomprensible cuando encontramos el Grado en Psicología clasificado como “Ciencia de la Salud” y como “Ciencia Social y Jurídica” (BOE-A-2007-18770).
Así pues, como defiendo que el conocimiento debe ir antes que el oficio, deseo que esta breve aportación sirva a muchas personas para maravillarse de esta apasionante disciplina de la mano de la ciencia y la filosofía científica.
1. Situarse
“La historia del pensamiento humano es, en gran parte, la historia de las explicaciones que nos hemos ido dando acerca del origen del universo, la naturaleza humana y nuestro papel en el mundo. Para responder a estos interrogantes se han planteado multitud de respuestas: religiosas, filosóficas y, por último, científicas.” (Pérez, V., Gutiérrez, M.T., García, A., Gómez, J. 2010, p.22).
Dar a conocer a todas las personas el lugar que ocupa la psicología en la ciencia, y la ciencia en la psicología, es una tarea complicada fuera de mi alcance, pero a mi juicio, la situación de la psicología apremia a este propósito, tanto en el alumnado como en la población general, para dar a conocer la psicología científica.
La psicología no es una, sino muchas, y hay que saber distinguirlas: “Si no es ciencia, no es Psicología. Y si pretende ser Psicología, sin ser ciencia, lo más probable es que sea una gilipollez” (Nogueras. 2020, p.237). Para hablar de ciencia y rigurosidad en psicología debemos seguir el método científico donde definir axiomas de partida, tener preguntas de investigación y producir respuestas e interpretaciones.
“Supongamos por un momento que la ciencia es aquella actividad que se define por el uso del método científico, y que el método científico es ese conjunto de herramientas que, a partir de la observación y la experimentación, nos permite hacer alguna de las siguientes cosas: acercarnos a la verdad, descartar lo que no es verdad, generar conocimiento útil, generar conocimiento acumulable, actualizar nuestras creencias conforme a una leyes universalmente aceptables, generar modelos verosímiles del mundo, o facilitar a largo plazo la corrección de los errores individuales.” (Perales, 2018).
En mi postura queda implícito un criterio de cierta humildad, de no fliparse con lo que uno aprende, pero con decisión por apoyar y estudiar aportaciones científicas en la psicología. Y debemos posicionarnos, pues “cada ciencia tiene su propio complemento de pseudociencia” (Sagan, 1997, p.61) y la psicología se relaciona con particularidad ante esta característica, incluso entre los alumnos que conocen de primera mano una realidad tal como que “Toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil… y sin embargo es lo más preciado que tenemos” (Einstein).
Queda en mi propósito, como alumno de psicología, huir del caos y realizar un acto como es <<situarme>> en la psicología. Y, ¿qué es situarse?, pues en la tarea que me compete estoy hablando de entender la relevancia de la filosofía científica y la ciencia en el objeto de estudio de la psicología, pasa por aspirar a entender los dos grandes paradigmas de la psicología científica, lo que tendrá una repercusión directa en lo que más preocupa a muchas personas, la práctica o actividad profesional en las aplicaciones que hemos derivado en nuestra sociedad del estudio básico de la disciplina.
“La confusión en la teoría significa confusión en la práctica” (Skinner, 1953, p.29).
Queda esto pendiente en el grado en Psicología, pues debería perseguir este propósito en su formación, como guía para entender la filosofía científica, tan necesaria para identificar y adoptar el método riguroso que requiere el estudio científico.
Y si bien, atender esta demanda nos llevaría a la confrontación, también lo podría hacer al aprendizaje, pues nos llevaría a entender las ciencias cognitivas y el análisis de la conducta como esos dos paradigmas que aportan modelos al estudio científico del comportamiento desde el nivel de análisis de la psicología. Siendo el conductismo una filosofía, que no la ciencia en sí misma, desde la que se propone una manera de entender la psicología, y no la pobre imagen que muchas veces nos es presentada.
“El conductismo no es una parte de la psicología, sino una filosofía desde la que se propone una manera muy particular de entender la psicología. Toda la psicología. También la del pensamiento, la del lenguaje, la de la personalidad y la de las emociones” (Polín, 2020).
“El conductismo radical, por tanto, considera que la generación de explicaciones más válidas, así como el desarrollo de un sistema conceptual más sólido, son requisitos para la obtención de conocimiento alrededor de su objeto de estudio (la conducta) y que, además, solo pueden ser alcanzados bajo la asunción de sus premisas filosóficas básicas” (Polín, 2017, p.6).
2. El comienzo de un largo camino
Y así es, el objeto de estudio de la psicología es el comportamiento, la conducta, y estudiarlo es una tarea tediosa de lectura, revisión y crítica que conlleva emprender un largo camino que te propongo comenzar a partir del siguiente artículo.
Esteve Freixa i Baqué (catedrático de Análisis Experimental de la Conducta de la Universidad de Picardie -Amiens, Francia-) publicó en el año 2003 el trabajo ¿Qué es conducta?. En este artículo podemos desgranar algunas proposiciones, no definitivas, de la psicología científica desde el análisis de conducta y el conductismo radical que me parecen centrales en la situación actual de la psicología.
En primer lugar, se cuestiona la concepción tradicional del sentido común en la psicología, que concibe la conducta como algo que está constituido por el movimiento visible de un ser vivo o de una de sus partes: “La psicología tradicional comete los mismos errores categoriales que la gente de la calle” (Freixa, 2003).
Se argumenta que caemos en errores tales como considerar ciertas actividades humanas como distintas de otras, de asumir ciertos espacios en relación al concepto mental clásico, no representantes de toda aportación alrededor de este término pues habría que definir aquel mentalismo que criticamos, con repercusiones que se pueden observar a la hora de analizar las palabras empleadas y las conclusiones que sacamos a mayor escala sobre la conducta de los organismos, en especial humanos, precisamente por el carácter antropocéntrico del que nos hemos dotado, como sociedad, a lo largo de los años para hablar de nuestra especie y sus comportamientos.
De aquí podríamos extraer, muy resumidamente, que la psicología tradicional afirmaría esto: Saltar una valla ES una conducta, presionar un botón ES una conducta, pero realizar un cálculo mental NO ES una conducta (pues, la conducta sería, únicamente, el resultado del proceso de ese cálculo mental, cognitivo).
Se infiere así la existencia de una especie de proceso mental cuando realizas este ejemplo de cálculo matemático, donde contar 5+2 es ajeno a la conducta y decir 7 es la conducta, cuando no se encuentran aquí razones para pensar que sea otra cosa que se pueda catalogar como diferente.
Veamos un ejemplo ajeno a la psicología para entender este error categorial: Si te pregunto “¿Qué ves en el cielo?” (desde una posición desde donde podamos observar las estrellas, la luna y el sol), me responderás “Las estrellas, la luna y el sol”.
Tres categorías, pues me estás diciendo que por un lado hay estrellas, por otro hay una luna y por otro hay un sol. Cuando realmente el sol es una estrella más y la luna es un satélite más, como los planetas (esto hay que tomarlo en el sentido de ejemplo y nada más).
Homólogo a esta categoría incorrecta, se presenta la dicotomía mental-conducta ante la noción de que estos procesos mentales que nombraba con anterioridad sean desarrollados en nuestro interior, mientras se realiza una actividad; desde el conductismo radical se propone que sea también conducta y obedezca a ese aprendizaje que podemos observar en los ejemplos de aprender a leer o contar: “El fenómeno es lo que es, independiente de su accesibilidad, que es una característica dependiente del observador” (Freixa, 2003).
Lo que el conductismo radical viene a aportar aquí es la conceptualización, no la existencia o no de los fenómenos. Ante esta confusión, podemos leer en muchos manuales las acusaciones o infravaloraciones del tipo “esquema E-R” o “una caja negra” donde se ignora “algo”, cuando esto ejemplifica la no comprensión de la propuesta.
Desde aquí continuaré de manera abrupta hacia esta propuesta en que todo es conducta (Skinner, 1938), acompañada de esta definición: “Cualquier actividad que realiza un organismo y tratamos de explicarla como una función de la relación de dicho organismo con su ambiente (filogenético, ontogenético y actual)” (Pérez, V., Gutiérrez, M.T., García, A., Gómez, J. 2010, p. 17).
De esta manera lo que pueda haber dentro de esa caja negra que mencionaba anteriormente no forma parte de la explicación, sino que es algo a explicar cuando conceptualizas la conducta como algo que no está en un lugar, sino como algo relacional, procesual, que surge de esta interacción sujeto-ambiente.
Es por esto, por su carácter de interacción, por lo que debemos hablar de verbos para expresar conductas, situarlo en el organismo mediante sustantivos nos hace concluir que es una propiedad esencial, de la que nos hacemos eco en nuestras conversaciones y convicciones del día a día.
Exponer estas convicciones al estudio científico requiere cuestionar la naturaleza de nuestro lenguaje, requeriría un trabajo de aprendizaje anti-intuitivo por enfrentarnos a unos argumentos que ya no forman parte de teorías, sino que ya forman parte del fenómeno en sí.
En definitiva, las teorías del sentido común aún gozan de calado en la sociedad, se sigue sin entender lo más mínimo sobre el análisis de la conducta, el conductismo parece no ser capaz de trasladar sus argumentaciones al público, alumnado incluido, y se presta en muchos casos como algo histórico preso del desterramiento de acusaciones que dan la ilusión de superación.
3. Es cuestión de aprender
Cuando la realidad es, le pese a quien le pese, que el panorama consta de distintos acercamientos, modelos y desarrollos siempre abiertos a la revisión, crítica y avance científico. Pues, como escribió en aquella carta Isaac Newton a Robert Hooke: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes“.
Lo cierto es que, una vez haces esto que he llamado <<situarse>>, pasas a asimilar que la ciencia es compleja, que la psicología científica también lo es, y que podemos exigir desde ya la representación de la psicología científica en cualquier parte del mundo y en cualquier circunstancia.
Sin embargo, podemos no encontrar la solución a por qué no goza aún de mayor estatus científico y social, pues, aunque pueda pensar que identifico un problema: “Entender los principios implicados en la solución de un problema no es lo mismo que tener la solución” (Skinner, 1974. p.226).
REFERENCIAS:
· Freixa i Baqué, E. (2003). Qué es conducta. Revista Internacional de Psicología Clínica y de la Salud. Vol. 3, No 3, pp. 595-613.
· Ministerio de Educación y Ciencia. Ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales. «BOE» núm. 260, de 30/10/2007. Recuperado de: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2007-18770
· Nogueras, R. (2020). Por qué creemos en mierdas. Kailas Editorial.
· Perales, J. C. (2018). ¿Qué es esa cosa llamada pseudociencia? Una visión desde la Psicología. Rasgo latente. Recuperado de: http://rasgolatente.es/psicologia-pseudociencia/
· Pérez, V.; Gutiérrez, M.T.; García, A. y Gómez, J. (2017). Procesos psicológicos básicos. Un análisis funcional. Madrid: Pearson-Prentice Hall.
· Polín, E. (2017). Efecto de la variedad estimular en el aprendizaje a través de contingencias operantes (tesis doctoral). UNED.
· Sagan, C. (1997). El mundo y sus demonios: La ciencia como una luz en la oscuridad. Planeta.
· Skinner, B.F. (1953) Ciencia y conducta humana: Una psicología científica. Fontanella.
· Skinner, B. F. (1974). Sobre el conductismo. Planeta.
ACERCA DEL AUTOR
Perfil del autor:
Estudiante de Grado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, en el Centro de Enseñanza Superior Cardenal Cisneros. Interesado especialmente en el Análisis de Conducta aplicado a las organizaciones.
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