Si te lesionas el tobillo, sabes de forma concreta y específica a quién debes acudir, a un profesional de la medicina especializado en traumatología. Ahora, cuando se trata de terapia psicológica… ¿Qué me tiene que pasar para tomar la decisión de asistir? ¿Cómo sé que terapeuta debo elegir? Y, una vez empezado el proceso… ¿Cómo sé si me está ayudando?
En esta entrada vamos a intentar resolver dudas cotidianas. Nuestro objetivo es sencillo: facilitar que los/as usuarios/as puedan asegurar que su bienestar psicológico esté en buenas manos y, a su vez, logren defenderse de las prácticas que pueden poner en riesgo su salud. Además, ya que estamos, ayudar a nuestros colegas a revisar si están cumpliendo con estas disposiciones.
1. Desear un cambio en una dirección específica
La razón general de ir a terapia es querer un cambio y no saber cómo conseguirlo, como también necesitar acompañamiento profesional en un momento determinado de tu vida. Tranquilo/a, puede que no tengas clara esa dirección específica, por eso un buen proceso terapéutico consiste en ayudarte a entender mejor aquello que te puede haber movilizado a asistir.
Nadie debería ir a un psicólogo o psicóloga a ”hablar y ya”, pues no es un amigo. Tampoco son necesarias las revisiones periódicas como sería ir al dentista. A diferencia de la visión popular, el deseo de asistir a terapia psicológica no tiene que nacer de la existencia de un trastorno, ni siquiera del sufrimiento. Es decir, puedes ir a terapia para prevenir malestar, perfeccionar, aprender y/o adquirir una habilidad nueva. Por ejemplo, para mejorar tu habilidad para hablar en público o tu imagen profesional.
2. Asegúrate de que tu terapeuta sea un/a psicólogo/a habilitado/a
Si no estás ante un profesional debidamente titulado y matriculado, no estás haciendo terapia psicológica. Cada país tiene su propia regulación para habilitar a terapeutas y una persona que no la tenga no se puede llamar terapeuta.
Un ejemplo sería el típico caso del arquitecto/abogado/empresario, etc. que hace un curso de coaching de 10 horas y ”te ayuda a reinventarte”. En ese caso, no estarías asistiendo a terapia psicológica (ni estarías hablando con un experto en comportamiento humano).
3. Referencias “boca a boca”
La experiencia individual es importante, pero tiene sus limitaciones. El boca a boca es un añadido, pero por sí solo nunca debería ser razón suficiente para escoger una terapeuta. Muchas ofertas de pseudoterapia se encubren de asistencia psicológica efectiva con la ayuda de buenas estrategias de marketing.
Por otro lado, muchas veces se escoge terapeuta en función de variables atractivas que no muestran la eficacia de la terapia, como cuestiones físicas, de estatus y habilidades de oratoria de sus ofertadores.
El sesgo más común que se suele encontrar aquí es “el gusto”: una persona que recomienda a una terapia porque se ha sentido a gusto, y no precisamente porque haya obtenido resultados; por ejemplo, una persona que recomienda un terapeuta que le agrada, pero con quien lleva asistiendo los últimos 10 años (debemos sospechar de alguien que lleva tantísimo tiempo en terapia).
La experiencia personal, aún siendo importante, en la inmensa mayoría de los casos no se puede generalizar, siendo una de las razones por la cual se hacen investigaciones sobre por qué una terapia funciona.
Por esto, no deberíamos fiarnos únicamente de lo que nos digan, por lo que es importante buscar en internet información sobre los terapeutas y su terapia, pedir información directamente por correo o teléfono y, sobre todo, obtener varias referencias de personas distintas, todo ello nos ayudará a escoger mejor.
4. Terapia basada en la evidencia científica
La evidencia no es para ganarse el aire de científicos, pues es el principal indicador de saber si algo funciona o no (el porqué funciona, que también es crucial, ya da para otro artículo).
No todas las terapias psicológicas tienen el mismo grado de evidencia con respecto a sus resultados, eso quiere decir que, aunque un profesional cumpla con todos los requisitos legales para brindar un servicio de terapia psicológica, no necesariamente lo que nos ofrece es algo que pueda ser beneficioso.
Para asegurar esto, la división 12 de la APA (Asociación Americana de Psicología) ha creado una lista de terapias basadas en evidencia que se puede revisar en el siguiente enlace:
https://div12.org/treatments/
Por otro lado, la APETP (Asociación para proteger al paciente de Pseudoterapias) ha creado una lista de pseudoterapias actuales:
https://www.apetp.com/index.php/lista-de-terapias-pseudocientificas/
En cualquier parte del mundo, como asistente a terapia psicológica, se tiene una serie de derechos muy importantes que deben ser respetados, como es el secreto profesional.
Además, los terapeutas se encuentran con la obligación de brindar toda la información necesaria acerca los problemas con los que acudes, los objetivos terapéuticos derivados de los mismos, las técnicas empleadas para resolverlos, su grado de evidencia, y todas las explicaciones que sean necesarias para poder determinar si es el tipo de tratamiento que cuida tu bienestar psicológico:
· Si tu profesional se niega a explicarte qué está haciendo y por qué lo está haciendo, no es un buen indicador.
· Si te subestima intelectualmente, diciéndote que “esto no lo vas a entender”, no es un buen indicador.
· Si después de preguntar quedas más confundido/a, y observas que tu terapeuta no se preocupa por que lo hayas entendido, no es un buen indicador.
· Si tu terapeuta no es capaz o no quiere explicarte tus derechos, no es un buen indicador.
Es importante recordar que se puede utilizar el recurso de comentar las dudas que se tienen de la terapia, pues tu terapeuta está en la obligación de responderlas desde el respeto.
Ante señales de una pseudoterapia o una terapia inefectiva, es pertinente recalcar que es decisión tuya seguir o cambiar de terapeuta (a riesgo propio pero, por lo menos, informado).
5. Modelo de trabajo estructurado
La terapia psicológica debe seguir una estructura específica que se resume en los siguientes puntos:
· Recolección de datos: desde las primeras sesiones, y sobre todo en estas, los usuarios deben ser los que hablan. Los terapeutas deberían hacer preguntas relacionadas con lo contado, pero deben limitarse solamente a ello al principio para entender los motivos de consulta. Al no haber analizado aún el problema rigurosamente al principio de la terapia, un terapeuta no debe intervenir ni ofrecer explicaciones para ello.
· Feedback: después de recolectar la información, tu terapeuta debe ofrecer una explicación sobre cómo funcionas (y no, una etiqueta diagnóstica no es una explicación). Un terapeuta no dice el qué, sino el porqué (organiza la información que le dan sus usuarios, e hipotetiza cómo está pasando aquello que se analiza). Con base en lo anterior, tu terapeuta debe ofrecer una propuesta de acción para alcanzar los objetivos que marcas con su apoyo (te dirá si son realistas, asequibles, si se enmarcan dentro de los valores éticos, y son beneficiosos para ti y tu alrededor).
· Ejecución del plan: tu terapeuta debe darte las herramientas y pasos a seguir para alcanzar tus objetivos, pero el papel activo lo tienes que tener tú. Es decir, luego de explicar cómo se está dando el problema, un terapeuta debe guiar a sus usuarios hacia la resolución del mismo. Es importante recalcar que, por muy buena que sea tu terapeuta, no va a tener la posibilidad de crear el cambio en ti, pues debe ser una colaboración.
6. Relación terapéutica
La relación terapéutica suele ser una de las partes más confusas de la terapia, pues muchas de las personas que acuden no saben cómo tiene que ser esta relación. Sin embargo, esta cuenta con características específicas.
La primera de ellas es entender que tu terapeuta no debe ser tu amigo/a. Esto no debe confundirse con el hecho de que la relación pueda ser cálida y de confianza, pero sólo en ese contexto, las amistades se tienen fuera.
También, tu terapeuta debe ser directivo, es decir, te dice qué pasos seguir para conseguir el objetivo que fijaste con su ayuda. No debe obligarte a seguirlos ni, ante una decisión, te dice cuál tomar, pues la respuesta no ”está en tu interior” ni en la introspección.
La relación asimétrica también se evidencia en el hecho de que los terapeutas saben algo que el resto de la población general normalmente no saben: cómo funcionan las leyes generales del comportamiento humano. Pero, incluso si un usuario las conoce, no podemos darnos auto-terapia, por la misma razón que no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos.
7. Avance / Mejoría
En palabras del Dr. Ricardo de Pascual: ”El objetivo de toda terapia es que el psicoterapeuta se vuelva inútil para su cliente lo antes posible” (y no, esto no excusa a los terapeutas que son inútiles desde el principio, pues la ”inutilidad’ se debe dar después del avance).
Lo que indica que la terapia está avanzando es que, poco a poco, se va necesitando menos la guía del terapeuta conforme se están cumpliendo los objetivos terapéuticos. Los objetivos terapéuticos son las metas planteadas derivadas de la demanda y evaluación profesional.
Un ejemplo típico de esto es una persona que acude a terapia deseando eliminar la ansiedad de su vida por el malestar que le genera. Aquí, el trabajo del terapeuta será explicarle que esta demanda no es realista, pues la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo. No obstante, se puede trabajar para reducirla y eliminarla de las situaciones donde no se desea que aparezcan.
También es cierto que el avance no se suele ver en las primeras sesiones, pues la terapia toma tiempo para conseguir cambios duraderos (pero tampoco es infinita ni de por vida). Aquí se debe diferenciar lo que dura un tratamiento de lo que puede durar un seguimiento, pero esto también se dejaría para otro artículo.
Dicho esto… ¡Ya tienes las bases para elegir tu futura terapia y/o evaluar tu terapia actual!
Y recuerda: siempre debemos defender nuestros derechos y solamente con información precisa podemos hacerlo, eligiendo como usuarios el tratamiento psicológico de calidad que merecemos.
ACERCA DEL AUTOR
Sarah Belén Olarte: Psicóloga y Sexóloga por la Universidad Europea de Madrid. Educación sexual, terapia sexual y de parejas en formato online. Conductista radical, feminista y divulgadora.
Tommy Gyran Norheim: Psicólogo por la Universidad Europea de Madrid. Terapeuta infanto-juvenil, de adultos y parejas en la clínica multilingüe Sinews. Profesor asociado del grado en Psicología de la UEM. Conductista radical, doctorando y amante de los perros.
Facundo Calvó: Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Magíster en Psicología Clínica y de la Salud y Terapias Cognitivo-Conductuales por ISEP Barcelona. Especialista en Política Pública por la Igualdad en América Latina por FLACSO. Docente Universitario. Codirector “Psi Salud”. Defendiendo el bienestar psicológico desde prácticas basadas en la evidencia.
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2 comentarios en “Cómo elegir un psicoterapeuta adecuado”
Son aspectos muy importantes a la hora de tener en cuenta cuando se valora a un profesional de la psicoterapia.
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